Carlos Alberto
No solo diseña vestidos; cose historias, emociones y esperanzas. Bordar belleza desde lo humano.
ENTREVISTAS
Versátil Magazine
8/10/20253 min read









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Por Amaxy Moreno | Foto Roberto Valbuena Graphic
En el rincón cálido de un atelier lleno de luz, telas vaporosas y bocetos a medio terminar, recibe a cada clienta como si fuera la primera. Con una sonrisa sincera y una mirada atenta, escucha más allá de las palabras: oye los sueños, los miedos y las ilusiones que trae cada mujer al cruzar la puerta. Para él, la moda no comienza con una aguja, sino con la empatía.
"Siempre soñé con esto", recuerda. "Desde pequeño jugaba a decirle a mi hermana cómo debía vestirse para los cumpleaños. Era mi manera de crear belleza". Aquel niño soñador nunca se alejó del arte. Hoy, ese niño vive en cada puntada, en cada detalle de pedrería y en cada oración que, en silencio, Carlos cose dentro de cada vestido. "Sí, oro. Oro antes de diseñar. Para mí, eso también es parte del proceso".
Carlos Alberto ha construido una carrera brillante durante más de 34 años. Ha vestido reinas, artistas, mujeres anónimas y mujeres inolvidables. Pero lo que más lo conmueve no es el espectáculo, sino los momentos íntimos como cuando una paciente de cáncer llegó a su taller sin un seno, temerosa.


En su taller no existen moldes cerrados. "No hago vestidos para encajar a la mujer en un estilo, los hago para que ellas se encuentren en ellos". Le gusta sentarse con sus clientas, saber si quieren manga, cómo desean sentirse, que parte del cuerpo quieren destacar o proteger. Y una vez tiene esas respuestas, comienza a crear. "Diseño con los ojos del alma. Y el espejo no miente. Si cuando se miran sienten que brillan, entonces hicimos magia”.
Aunque su trayectoria ha estado marcada por las galas y el espectáculo, ha vuelto su mirada a las novias. "Sí, he hecho trajes de novia antes, pero nunca como ahora. Esta nueva colección nace de una conexión más íntima con sus historias. Las novias llegan a mi atelier con sueños tan grandes, que uno no solo cose vestidos ... cose capítulos nuevos de vida". Inspirado por una invitación de Versátil Magazine, ha creado una colección especial en que cada velo cada encaje, lleva más una emoción.
A pesar de su éxito internacional Carlos Alberto no se aleja de su esencia. Explora otras pasiones como el maquillaje, la decoración o la cocina. "Si no fuera diseñador, tal vez sería estilista o chef. Todo lo que tenga que ver con embellecer y cuidar me apasiona".
El la escuchó, la vistió, la acompañó al espejo ... y cuando ella se miró, rompió en llanto. "Se sintió hermosa, empoderada. Me dijo que no se había sentido así en años. Y ahí entendí que no hago vestidos. Hago armaduras de belleza".
Aunque el mundo de la moda suele estar cargado de exigencias y perfeccionismo, Carlos ha aprendido a convivir con la duda sin dejar que lo paralice. "A veces siento que dentro de mí hay ocho diseñadores peleando: uno quiere algo romántico, otro quiere algo moderno ... Pero al final me centro, me conecto conmigo y con lo que Dios quiere que yo cree. Es ahí donde aparece el verdadero Carlos Alberto".


Cada mañana, al abrir los ojos, lo primero que hace es dar gracias. "Estoy en la profesión que amo. Me siento pleno. He cumplido sueños. Pero lo más bonito es saber que mi trabajo toca vidas. Que una mujer se mire al espejo y diga 'esta soy yo' con una sonrisa, eso vale más que cualquier pasarela".
Y es que, detrás de cada vestido firmado por Carlos Alberto, hay más que moda: hay humanidad, fe, detalles y una convicción profunda de que la belleza, cuando nace del alma, puede transformar el mundo ... una puntada a la vez.