Helen M. Santos Rivera

Espontánea y perseverante

Por Nedda S. Perales Martín para Versátil Magazine.

12/5/20232 min read

Criada en un colegio de monjas de primero a octavo grado, desde pequeña sintió el llamado a procurar por el bienestar colectivo. La mayor de cinco hijos, de padres comerciantes en el pueblo de Corozal, cuidó desde muy joven de sus hermanos.

Fiel creyente de que “en la vida podemos hacer todo lo que nos propongamos”, la licenciada recuerda que “a los 17 años, mis padres me regalaron un carro standard sin lección ni orientación sobre su manejo. Me dijeron simplemente ‘toma las llaves y ve a la universidad’. Seguí el comando al pie de la letra y no sé cómo me encontré manejando mi carro. Esa experiencia marcó mi vida”.

Con 24 años en la abogacía, Helen asegura que “me encanta ser abogada. Sufrí en ocasiones de marginación por ser mujer, joven y con una oficina legal propia en el pueblo de Cataño. Mi primer mes de trabajo con turnos de lunes a sábado, de 8:00 a.m. a 5:00 p.m., tuve unas ganancias aproximadas de $20.00. Los desafíos y prejuicios que pasé me han moldeado a lo que soy hoy día”.

Consciente de que debía hacer unos ajustes, la también empresaria señala que “comencé a dar orientaciones gratis, acercarme al pueblo, cambiar mi manera de vestirme, peinarme y maquillarme. Con este cambio radical, al poco tiempo me encontré escogiendo mis ‘batallas’ o casos y así me encuentro al día de hoy”.

Su vida dio un giro cuando a uno de sus tíos, soltero y con solo 56 años, lo diagnosticaron con demencia y tenía la necesidad de buscarle un hogar. “Sentí la necesidad de buscar una casa y crearle una familia de corazón con el fin de costear los gastos operacionales. Así nació mi primera institución para envejecientes Casa Regia, en Guaynabo”.

Su interés por ayudar y “mi síndrome de mamá gallina hizo que esas instituciones aumentaran a cinco añadiendo Casa de Campo, Residencia Bula Santos I, Residencia Bula Santos II y Hogar Juan de Dios”.

Mientras eso ocurría, ya pertenecía a organizaciones como el Club Cívico de Damas de Puerto Rico y la Unión de Mujeres de las Américas (UMA). “En el 2021-2022 fui presidenta del Club Cívico de Damas y actualmente presido el Comité de Filantropía dentro del Club. Pertenezco a la junta directiva 2023-2024 de la UMA como primera vicepresidenta, y soy vocal en la junta directiva del Caparra Country Club 2023-2024”, sostiene quien también practica el beach tennis.

De su familia, asevera que “tengo un esposo que me respalda en mis embelecos y cuatro hijos que son mi apoyo al momento de establecer un balance en mi vida. Este balance, al unirse a la iniciativa, actitud positiva, gusto por el trabajo en equipo, y el siempre procurar por el bienestar social, hacen de mí una mujer verdaderamente empoderada”.

A nivel empresarial y personal, describe su evolución como “un aprendizaje constante, siempre buscando y trabajando por mi mejor versión”.

Su éxito, “se lo debo a la perseverancia y continuidad de los trabajos, así como el tomar mi tiempo para observar, evaluar y analizar el por qué de esto o aquello. En fin, mi éxito consiste en siempre levantarme y afirmar que sí puedo”.

¿Su definición de versatilidad? “Me adapto con rapidez a los cambios. No creo en la procrastinación. Trabajo en mí, en mi entorno y en cómo atemperar mi realidad social, laboral y recreativa a mi vida rutinaria”.