Conversaciones difíciles

Que hay que tener, aunque incomoden un poco.

ESTILO DE VIDA

Versátil Magazine

9/11/20252 min read

Por Sara Pastor

Hay conversaciones que uno va dejando como la ropa por doblar: sabes que están ahí, ocupando espacio, molestando un poquito ... pero decides ignorarlas con la esperanza de que, mágicamente, se doblen solas. Pero no se doblan y tampoco se resuelven solas.

Y sí, son incómodas. Y, ¿si la otra persona se molesta? ¿Y, si no te entiende? Y si, después de decirlo, ¿ya no puedes seguir fingiendo que todo está bien?

La verdad es que muchas veces no evitamos hablar por miedo al otro, sino por lo que sabemos que vendrá después: decisiones, limites, cambios. Pero llega un momento en el que guardarte lo que sientes pesa más que soltarlo.

Y cuando al fin lo dices, con voz temblorosa, con nervios ¡sientes algo parecido a cuando te quitas unos zapatos apretados después de todo el día! ¡Alivio total!

Conversaciones como:

  • "Esto ya no me hace bien".

  • "Siento que me estoy alejando".

  • "Necesito algo distinto".

  • "Hay algo que me molesta y no quiero seguir guardándolo".

¿Fáciles? No. ¿Necesarias? Mucho. Porque cuando te animas a decir lo que llevas tiempo callando, algo se acomoda. Tal vez no afuera, pero sí dentro de ti. Y eso, créeme, vale la pena.

Algunas personas se molestarán, otras te escucharán y algunas te agradecerán por hablar con sinceridad. Pero, al menos, estarás siendo fiel a ti misma/o, y eso también es un acto de autocuidado.

¿No sabes cómo empezar? Di algo simple, real: "quiero hablar de algo, pero me cuesta". Eso basta para abrir la puerta. Lo demás va saliendo.