David Soto

Por Amaxy Moreno. Foto Roberto Valbuena Graphic

Conductor, animador y coach de comunicación, recibió con entusiasmo su bienvenida oficial a Versátil Magazine. "Me identifico realmente con esta palabra, versátil, lo que ha sido mi trayectoria", afirma, resaltando que su carrera ha sido un constante ejercicio de reinvención.

Desde muy joven descubrió que el miedo podía ser un enemigo, pero también un aliado. Recordó la vez en que, en un talent show, el pánico lo paralizó y no se atrevió a salir al escenario. Sin embargo, decidió no dejarse vencer. Un año después, volvió a presentarse y ganó. Desde entonces, lo asumió como filosofía de vida. "El miedo siempre va a ser parte de nuestra vida ... cada vez que lo siento es un buen indicio de que estoy a punto de vivir algo que merezco vivir".

Para él, comunicar no es solo hablar, sino asumir una responsabilidad con impacto en los demás. "La voz nos da poder para establecer cambios radicales en la vida de otros", expresa convencido. Como coach, no se enfoca en preparar únicamente ganadores de certámenes, sino en inspirar transformaciones profundas. "No basta con educar, sino con transformar", asegura, orgulloso de ver a muchos de sus alumnos hoy en televisión, en conferencias o liderando proyectos propios.

En su vida personal también ha enfrentado desafíos significativos. La pérdida de su padre lo hizo sentirse vulnerable y cuestionarse. "Dije ‘no soy suficiente’". Sin embargo, encontró fuerza en el legado recibido. "La mejor manera de honrarlo era continuar con el esfuerzo y la valentía que me enseñó", afirma con determinación.

Sobre las temporadas de la vida, reflexiona que el éxito no siempre se mide en logros visibles. "Vivir una experiencia sencilla también es parte del éxito ... estar estancado es cuando no estamos persiguiendo nuestros sueños".

Hoy, al mirar hacia adelante, resume su visión, en una palabra: Propósito. "Más allá de la perfección, busco vivir con propósito y cumplir lo que Dios espera de mí", confiesa.

Con humildad y pasión, David Soto demuestra que cada palabra, cada miedo y cada temporada de vida pueden convertirse en motores de crecimiento y transformación.